jueves, enero 20, 2005

ALEJANDRO MAYETT Y LES INCROYABLES ET FABULEUSES AVENTURES DU BLAGUEUR MAZATLECO DANS LE DF VOLUME 6

ALEJANDRO MAYETT Y LAS INCREIBLES Y FABULOSAS AVENTURAS DEL SIMIO MAZATLECO EN EL DF PARTE 6

Alejando Mayett era el casero del departamento. Veease su descripción en el diccionario básico. Sabíamos de ciertas desviaciones suyas, pero cuando pasó lo siguiente lo confirmamos. Viajaba muy seguido a NY. Tenía familia por allá y se daba sus vueltas. Una vex que se fue, antes de regresar dejaron un mensaje en la contestadora, el mensaje era el siguiente:

Alejandro, disculpa que no te haya podido atender, pero para la próxima que nos veamos te voy a tratar como te mereces, estamos en contacto

Y para cerrar con broche de oro.

“Guaaaaaaaaaaaapo”.

La vox era, con toda seguridad, producida por una anciana, era de esas voces arguadentosas, rasposas, con el típico tono de una mujer de edad. Ese día descubrimos que tenía predilección por las ancianas.

Otro día nos presentó a una de sus conquistas, una mujer de aprox. 38-40 años, con buena nalga y no tan fea, trabajaba en Telmex, ella le pasaba cuentas para que se conectara a internet. Solo la vimos una vex por el depto. Alejandro en esas fechas rondaba los 27 años.

Otra de sus manías era coleccionar o guardar un chingo de cosas, guardaba las tapitas azules que traen los garrafones de agua purificada, tenía como 25 de esas tapitas, para qué? No lo supimos. También guardaba las cajitas de huevo, esas de 12 que venden en el súper, supuestamente quería forrar su cuarto con esas tapas de huevo quesque para hacerlo “acústico”. Un día le tiramos a la basura todas las tapitas, y después el tiró todas las cajitas de huevo. Se ha de haber arrepentido.

El departamento estaba en un edificio donde eran 5 pisos, 2 deptos por piso. En el depto de arriba vivían unas niñas y su mamá. La niña que nosotros creíamos, cuando menos lo imaginamos, ya iba en 3º de secundaria, se estaba poniendo cachorra. Nuestro balcón a la calle deba justo al Eje 5 Norte. Exactamente debajo del balcón, el vecino de abajo había mandado colocar una especie de techo de lámina, por lo consiguiente, cuando a nosotros se nos caía algo por el balcón, lo recuperábamos fácilmente porque se quedaba en ese techo, por lo regular usábamos una escoba. Todo eso viene a colación, porque un día descubrimos Régis y yo, unos calzones de mujer en el techo, obvio, no era de nosotros (eso creo), eran de la chamaca de arriba, se le cayeron y se atoraron.

Los tomamos con la escoba, eran blancos con corazoncitos rojos y un coqueto moñito al frente, la chavilla era delgadita, no eran grandes. Le dijimos al Mayett de nuestro descubrimiento y el los tomó entre sus manos, y dijo: “Yo se los regreso”. Acto seguido se mete a su cuarto, cierra la puerta y no salió en toda la noche. No sabemos si los regresó o no. Pero por su actitud creemos que se los quedó fantaseando.

El mono se quedó con unos calzones de una de sus conquistas, esos calzones tuvieron su historia. Cuando le llamó a la mamá de Z para reclamarle los actos de su hija, sacó lo siguiente:

-Señora, sabe usted a lo que venía a mi casa su hija?
-No
-Pues venía a coger, a eso venía
(no se caracterizó por su sutileza, eh?)…. y tengo pruebas, remató. Se acuerda de esos calzones morados con encaje negro que se compró en X?
-Si joven
-Pues aquí los tengo en mis manos. Cuando quiera se los enseño.


Al parecer tenían la misma afición Gilberto y Mayett, puesto que cuando Flor se quedó una noche en el departamento, justo al regresar del viaje a Acapulco (véase el post correspondiente), Flor lo que sea estaba bien tetona, y cuando le comenté que el mono era una bestia sexual, ella lo llamó. Gilberto, veeeen. Te hablan, le dije. Eh? Eh?. Andaba en la pendeja total el mono. Solo asomó su jetota y saludó. Estaba mas interesado en el chat que en platicar con Flor, la hubiera puesto peda y se la tira. Que Wey.

Cuando ya se retiraban, el mono diligentemente se acomidió a ayudarle a bajar sus cosas (bueno mas bien lo mandamos a hacer eso, siquiera para ver que podía sacar), cuando ella estaba en el coche, le enseñó la quemada de cigarro que le hicimos en Acapulco en medio de la peda, le quisimos quemar el pezón, pero no se dejó, solo le quemamos arribita en la teta. Mira Gil, me quemeeeeeeeé, al mismo tiempo le decía y le mostraba casi toda esa tetota rica, blanquita, de pezones rosaditos de fuera. El mono soñó muchas veces con esa imagen, ella con la mayor naturalidad mostrándole la adorable tetota y él como pendejo mirando.

El mono le robó un brassier de su maleta, cuando se descuidó. Después nos lo mostró como trofeo. Tuvo el juego completo, las bragas de Z y el brassier de Flor. Estaba grande eh?. El simio si aceptó que fantaseaba con esas prendas.

Ah que Mayett y el mono con sus peerversiones,,, jejeje………..